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Moisés Vicenzi: el pensador olvidado (1895-1965) (página 2)



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COORDENADAS
FILOSÓFICAS DE VICENZI
:

Para Rodrigo Cordero, en su obra Moisés
Vicenzi
(1975) el marco referencial de la obra de Vicenzi
"se sitúa entre las coordenadas de los siguientes
pensadores: Parménides, Heráclito, Zenón de Elea, Kant y
Nietzche
". Nosotros agregaríamos a Bergson en sus
meditaciones sobre el tiempo. Estos
autores sirven como puntos de referencia, pero es Nietzche quien
determina gran parte de su concepción. Cordero,
biógrafo y presentador de nuestro filósofo,
también señala la influencia de la Física
contemporánea en su visión de mundo.

Cordero parte de la clásica discusión
entre Heráclito y Parménides sobre el movimiento:
recordemos que Heráclito planteaba que todo fluye, que el
ser (la realidad) es un cambio
incesante, un devenir, un movimiento de todas las cosas, mientras
que Parménides planteaba lo contrario, que la realidad es
inmutable, el ser es eterno e inmutable, inmóvil e
ilimitado. Zenón de Elea fue discípulo de
Parménides y a través de sus famosas
Aporías "demostró" la inexistencia, o la
apariencia, del movimiento porque el espacio es divisible
infinitamente. La compleja Filosofía de Kant sostiene en
general que el espacio y el tiempo son formas a priori del
conocimiento,
es decir que son independientes de la experiencia y que son una
forma pura de todas las cosas; en otras palabras están
antes o fuera del conocimiento, por ello el objeto de
conocimiento es objetivo pero
mantiene una íntima relación con nosotros en cuanto
sujetos del mismo.

EL CASO NIETZCHE:
PRESENCIA DEL SUPER-HOMBRE
:

Por último, como ya lo señalamos, Nietzche
es la influencia decisiva en el pensamiento de
Vicenzi. Nietzche retoma la problemática de
Heráclito y elabora su teoría
del Eterno Retorno de todas las cosas, ya no solo con la
plena conciencia
heracliteana de que todo cambia y regresa, sino también
con una sed profunda de eternidad y de devenir expresada en su
metafísica. Esta nueva visión
fortalecerá la conciencia del hombre del
siglo XX, especialmente porque en Nietzche el problema no es
meramente intelectual sino también, y sobre todo,
intensamente vivencial.

La presencia de Nietzche en la concepción
vicenziana es fundamental, el costarricense admiraba intensamente
al alemán, por eso estudió ampliamente su vida y su
pensamiento. Sitúa su vida en el desarrollo de
tres facultades centrales: voluntad, sentimiento y pensamiento.
Sobre la Voluntad decía que poseía "un
amor excesivo
por la grandeza del espíritu… una ambición
desmedida de gloria… una perpetua y apasionada
simpatía por la fuerza, por la
belleza, por la originalidad
" (Vicenzi: 1963: 18), y un
"odio por todos los obstáculos que se oponían a
sus ideales de superación continua
" (Ibíd.)
Sobre su Sentimiento: "Su fuerza emotiva, cruzada de
impulsos temerarios, era tan innata en él como su
potencialidad voluntaria… No hay ideas frías en
Nietzche; tampoco sentimientos vacíos; ni deseos
inexplicables o carentes de masculina belleza. Solía
escribir con las mandíbulas apretadas. Su don
poético puso a oscilar su alma entre
Apolo y Dionisos, porque la serenidad de aquél le
servía de marco a la turbulencia de éste; es decir,
su método
sentimental buscó el contraste, tan caro a su voluntad y a
sus ideas. Conocía que el mundo opera por supremos
contrastes
" (Ibíd.: 21).

Sobre el Pensamiento de Nietzche, Vicenzi
escribió situándolo entre la voluntad y su sentido
artístico. Las tres facultades anteriores determinan su
conducta:
"Colocó la idea que tenía en examen bajo la
influencia eruptiva de sus tres fuerzas, descubriendo,
después, una verdad apenas presentida por la
filosofía y confirmada hoy, como habré de
recordarlo luego, por la matemática
moderna y el pensamiento y el arte modernos:
ninguna verdad es simple; las ideas, las voliciones y los
sentimientos representan actitudes
reales polifacéticas
" (Ibíd.:25).

Ahora bien, según Vicenzi, el
"Superhombre" que plantea Nietzche, supera el prejuicio de
los opuestos y por ello le atribuye a esta "criatura" la
característica primordial para la comprensión del
Universo, lo
que él llama la "Súper-razón". Ese
superhombre no fue visto por Nietzche, a pesar de que lo
intuyó en su esbozo, y para el racionalismo
de su tiempo sería análogo al "genio", pero no el
simple genio, sino aquél que está más
allá de lo feo y lo bello, del bien y el mal. Ese genio
será capaz de acceder a un nuevo conocimiento. "Se
podría pensar que yo juzgo agotadas las posibilidades
actuales de la razón, dentro del radio de los
opuestos. Pero, a decir verdad, podemos los hombres actuales
prepararle la entrada al súper-hombre tratando de
intuirlo. Para este objeto hemos de comprender que la
razón moderna se hundirá algún día en
un crepúsculo definitivo. Entonces el súper-hombre
surgirá sobre el cementerio de nuestros ídolos y la
ceniza de nuestros cadáveres
"
(Ibíd.:31).

De esa presencia del superhombre nietzscheano y
de una posible "súper-razón", sale la
crítica
al "hombre máquina", hombre materialista (en el
sentido menos filosófico y más peyorativo y popular
del término), que se arrebaña y se masifica, como
ya lo había comentado Constantino Láscaris. Ese
hombre máquina es precisamente el que desconoce las
facultades y potencialidades del super-hombre y su nuevo
conocimiento.

CAMBIO Y
TIEMPO
:

Las meditaciones de Vicenzi van a girar, pues, alrededor
de el cambio y el tiempo. A partir del cogito ergo sum de
Descartes, en
el ensayo
crítico sobre Roberto Brenes Mesén, Vicenzi saca
una importante conclusión: la inexistencia de la nada la
cual por definición no existe. Esto tiene una gran
relevancia para la conciencia y el mundo físico. De esa
manera en "El hombre y el cosmos" Vicenzi iguala
Física con Metafísica, solamente que en la primera
se destaca el movimiento y en la segunda la quietud. Estas
conclusiones provienen del estudio de la razón
clásica, de las ciencias
exactas y del análisis del cambio en las mismas:
El cambio supone dos cosas para Vicenzi: "a) …dejar de
ser una cosa, en primer término; es decir: la existencia
de la nada, a la cual se ha sometido algo que fue y que ya no es,
porque ha dejado de ser en el cambio; b) …entrar a ser una
cosa que no exista, esto es, la adquisición de la novedad
que ha sacado el cambio de la nada, porque lo que no era y es
ahora en virtud del cambio, es nuevo, matemática y
metafísicamente hablando
". De ello se deduce que si el
cambio es posible la nada también. Vicenzi se opone a esta
concepción con su análisis de esencia y
forma
, donde demuestra que ambas son una misma cosa "con
lo cual destruye toda posibilidad de escisión entre forma
y esencia, quietud y movimiento, tiempo y eternidad: todo es un
continuo orgánico que sobrepasa las posibilidades de
inteligencia
de esta razón fragmentaria y abstracta
" (Bonilla,
1981:260). "Toda razón matemática conduce a la
evidencia de que el mundo es fijo y, en este caso, o el mundo es
fijo y el movimiento es aparente, o la razón
matemática no sirve para nada en el campo de soluciones
definitivas
" (Ibíd.: 260). Según palabras del
mismo Vicenzi "la separación de esencia y forma, a lo
más podría ser un símbolo o un modo de
señalar cierta diferencia entre dos modalidades del ser
objetivo, o un recurso imaginativo de la filosofía
pragmática, sin intentos de explicar la verdad del hecho
físico que realizan… no hay límite entre lo
que llaman esencia y forma: todo es esencia
" (Vicenzi,
1961:52-53).

Por lo anterior Vicenzi va a concluir que "no se
trata ni de un retorno al modo de Heráclito o Nietzche,
sino que algo más patético: de la NO
DESAPARICIÓN DE NADA, puesto que lo que fue no puede haber
desaparecido y lo que va a ser puede ser presentido y
profetizado
" (Ibíd.: 140). Su visión del tiempo
está muy ligada entonces a la metafísica pues lo
considera como despliegues de una sola conciencia infinita la
cual se puede captar solamente por una
"super-razón" distinta y superior a la
clásica. "La evolución consiste, pues, en sentirse el yo
infinitamente diverso, y todo es diverso infinitamente en virtud
del movimiento infinito, idéntico a sí mismo,
perfecto en sí y para sí mismo
" (Vicenzi: 1918:
9). El cambio no existe, el movimiento es la conciencia de la
diversidad, y si el cambio no existe es debido a las
implicaciones de su pensamiento sobre esencia y forma y su
negación de la nada. "La finitud aparente es una
aparente ilusión; sólo ha de existir lo infinito,
que no se mueve, que no cambia, porque no está en aptitud
de entrar a la nada o salir de la nada. Sólo es lo
eternamente fijo e inmutable
" (Vicenzi: 1921).

Aquí Vicenzi aplica las leyes de la
Física a la Ontología y define al tiempo "como la
segunda dimensión, considerando como primera al espacio.
En el fondo, espacio y tiempo se suponen inseparables. Pero,
desde el plano contemplativo del hombre, espacio es distancia; y
tiempo, el movimiento que nos muestra esa
distancia, es decir las diferencias de esa distancia en la
proyección ininterrumpida que tienen, hacia el pasado y
hacia el porvenir, sin solución alguna de continuidad
"
(Vicenzi: 1961). Más concreto
aún: Tiempo "es la distancia potencial efectiva y
objetiva que separa la sucesión de los actos, en virtud de
la continuidad de lo diferente por lo análogo
"
(Vicenzi: 1921). Por eso nada se pierde en el tiempo y nada en el
espacio. "La eternidad abarca al cambio y lo sujeta a
sí misma
" (Vicenzi: 1957): Las figuras permanecen en
el pasado y ya están en el futuro, pero el ojo humano
apenas las aprecia en el presente. Lo que sucede, sostiene el
filósofo, es que no hemos desarrollado plenamente nuestros
sentidos y que así como el mundo se despliega en infinitas
direcciones tenemos sentidos aún no utilizados. Vicenzi,
ejemplifica con el cine, arte al
cual era gran aficionado: "El mundo de la película de
un cinematógrafo, en la cual las figuras están
absolutamente fijas, antes, en la hora de ser proyectadas a
través de los lentes y después de serlo. Sin
embargo, a la hora del espectáculo todo parece, en la
proyección, obra de un movimiento vivo y variable en las
figuras. Nuestra función es
interminable, pero no menos fija que esta
" (Vicenzi: 1921).
Esto, ciertamente, es de suma importancia por su originalidad y
su aporte a la estética y a la comprensión del
arte, como veremos a continuación.

LA
CONCEPCIÓN DEL ARTE
:

En el pensamiento de Vicenzi siempre está
presente la trinidad Ciencia-Arte-Filosofía. Éste espera
que algún día "la Ciencia sea Ciencia y Poesía.
En que la Filosofía sea Ciencia y Arte. En que el Arte sea
Ciencia y Filosofía, en el corazón de
un hombre verdaderamente HUMANISTA, en un sentido mayor y mejor
de la palabra. Cuando el hombre de
Ciencia logre este salto, se estremecerá ante las
maravillas del Universo y pondrá la rodilla en la tierra para
decir con Einstein: ‘De aquí en adelante sigue el
asombro’, esto es, la fe en este inmenso milagro del mundo,
no explicado por nadie todavía. Cuando el filósofo
alcance la visión integral y sea un hombre de ciencia y un
poeta, su palabra será fuerte, suave, grave y dulce a la
vez. Cuando el artista sea filósofo y hombre de ciencia al
mismo tiempo, sus ritmos serán más profundos y su
espíritu abarcará al par de su alma propia, una
visión estremecedora del cielo
" (Vicenzi: 1961:
16).

Pero de esa trinidad el arte se sale para ocupar en la
obra de Vicenzi un especial lugar de privilegio, o, como ya lo
dijimos, constituirse en el verdadero eje del conocimiento:
"¿Por qué afirmo que el Arte es el verdadero eje
del conocimiento? Porque en él el siglo supera a la
palabra vulgar, correspondiente a la expresión de nuestras
bajas ideas prácticas. Y por eso el poeta quiere, piensa e
intuye el motivo del canto, mejor que el científico la
fórmula matemática – cuando este
científico no es poeta -. Y mejor que el filósofo
frío, el raciocinio, el precepto o la sentencia
"
(Ibíd.:149). Pero el arte para alcanzar su verdadera
estatura, o para llegar a su culminación, debe estar en
íntimo contacto con la Ciencia y
la Filosofía: "…nuestra época busca el
modo de establecer tres lógicas: la intelectual, la
intuicionista y la volitista… Un arte que no se dé
cuenta de semejante evolución filosófica y de tan
singular cambio apreciativo de las ciencias, no está en
actitud de
ponerse a tono con la nueva sensibilidad del ambiente. Lo
apolíneo ya no es capaz de alimentar los grandes ideales
artísticos del tiempo
" (Ibíd.:233).

Pero el arte, como también ya anotamos, debe
responder a las necesidades de la eternidad, así, por
ejemplo, concibe al teatro: "Como
un problema cuya solución ha de darla tanto la realidad
grosera del mundo, como la espiritual; la razón ordinaria,
como la fantasía creadora, en sus más altos
términos. Sólo así se logrará
alcanzar la visión mística total de este arte
– mística en un sentido libre y abierto a todo. Y la
fórmula que aconseja ver las cosas, tanto en
filosofía como en arte, bajo el aspecto de la
eternidad
" (Vicenzi: 1957:10). Al final Vicenzi resume en
once puntos las normas del Arte
en general y del teatro en particular:

  1. "toda estética debe dar por resuelto el
    problema de devenir y la eternidad.
  2. debe aspirarse a la perennidad pues lo eterno
    existe a despecho de lo que pasa.
  3. como el devenir está inmerso en la
    eternidad del arte debe buscar las fuentes de
    lo perdurable en él.
  4. el arte contemporáneo niega esta
    perennidad.
  5. el arte contemporáneo cultiva un
    narcisismo ayuno de toda visión general del
    universo.
  6. el teatro actual participa de esta
    obsesión narcisista.
  7. las grandes obras de teatro sí han
    buscado lo perenne.
  8. los artistas pueden encontrar lo perenne a
    través de sus obras.
  9. la crítica artística debe partir
    de la perennidad.
  10. no se puede dominar la estética sin
    ajustarla al resto de sus conexiones
    filosóficas.
  11. la obra de teatro se realiza cuando se
    presenta
    ".

Para finalizar, debo señalar que además de
sus "Nociones de Arte", Vicenzi fue un crítico
incesante de escuelas, movimientos y obras concretas. En su labor
periodística, especialmente en su columna "Bandera
Blanca
" (en La Prensa Libre)
durante tres años y medio se dedica a problemas
generales de la crítica de arte y analiza la
personalidad del intelectual, del artista y del
genio.

BIBLIOGRAFÍA:

Barahona Jiménez, Luis: Apuntes para una
historia de las
ideas estéticas en Costa Rica
, San José,
Dirección de Publicaciones, Ministerio de
Cultura,
1982.

Bonilla, Abelardo: Historia de la Literatura
Costarricense
, San José, Editorial Stvdivm,
1981.

Cordero, Rodrigo: Moisés Vicenzi, San
José, Departamento de Publicaciones, Ministerio de
Cultura, 1975.

Láscaris, Constantino: Desarrollo de las ideas
en Costa Rica
, San José, Editorial Costa Rica,
1975.

Vicenzi, Moisés: El Hombre y el Cosmos,
San José, Imprenta
Lehmann, 1961.

Los Ídolos del Teatro, San José,
Imprenta Trejos, 1957.

El Teatro de H. Alfredo Castro Fernández,
San José, Imprenta Trejos, 1957.

Principios de Crítica, Roberto Brenes
Mesén y sus obras
, San José, 1918.

Mi segunda dimensión, San José,
1923.

Principios de Crítica Filosófica,
París, 1928.

Diálogos Filosóficos, San
José, 1921.

(Las citas de Vicenzi de estas obras han sido tomadas
básicamente de los libros de
Cordero, Rodrigo; Bonilla, Abelardo; y
Láscaris, Constantino; incluidas en esta bibliografía).

 

 

 

Autor:

Adriano Corrales Arias

Partes: 1, 2
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